¿Que alguien quiere bautizarse por lo civil o recibir la extremaunción la noche de bodas? Pues que con su pan se lo celebre. En principio me declaro escrupulosamente respetuoso con la libertad de los demás incluso en aquellos casos en los que parece que se acercan amenazantes por los límites sutiles de la libertad de los otros demás. En caso de duda, prohibido prohibir.
Pero otra cosa muy distinta es que alguien mente a la madre que me parió. Porque claro, eso no tiene que ver con el lado izquierdo del cerebro, o sea con la gestión de la tolerancia que defiendo, sino que se zambulle de lleno en el cerebro derecho, o sea en la mala leche que se me pone. Y quien dice madre, dice iglesia o dice equipo de futbol o dice lengua o lugar de nacimiento…
Difícil lucha esta de controlar a la bestia que llevamos dentro y mucho más a la que llevamos fuera. Sea de manera individual o colectiva lo cierto es que respondemos a unos patrones de conducta tan previsibles y estrechos que dudo mucho que cualquier observador de nivel superior, de haberlo, pudiera evitar partirse de risa.
Si acaso, pensando con los dos cerebros, lo que podría objetar a los bautizos civiles es que se hagan con el dinero público, pues que no me opongo a que cada cual haga el ridículo a su manera pero sí a participar de su financiación. Para gastar el dinero de mis impuestos exijo fundamento. Respecto a que haya representantes públicos, que se alimentan del erario, sin nada mejor que hacer que ostentar ignorancia no puedo poner peros, pues es la mayoría la que decidió ponerlos y la democracia es eso. Confío en que por alguna razón lleguemos a primar la educación lo suficiente como para que el sistema se refine y sepamos entre todos sacarle mejor partido a nuestros esfuerzos.
Comprendo, sin embargo, a aquellos que se sienten ofendidos, pues eso del bautismo toca a la religión y a la iglesia y, como sabemos, estas se gestionan en el mismo sitio que la patria, las banderas y las madres. Por otro lado, no es difícil atisbar a aquellos otros que en el margen de estas coordenadas se han sentido o se sienten suficientemente ofendidos o excluidos como para esforzarse en desmontar roles, vínculos, estructuras, pensamientos únicos, verdades absolutas...
Qué poco tacto. Por parte de ambos.
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