24 de agosto de 2009

REFLEXIONES Y OTROS EMPEÑOS

Parece que necesitamos la seguridad, la alegría y el reconocimiento para ser felices y mantener un mínimo de salud mental. ¿Obviedad simplista?, puede. Sin embargo lo que me parece no tan evidente y simple es que, fuera de las atmósferas y ecosistemas de los estamentos oficiales, atreverse a cuestionar lo comúnmente aceptado adentrándose por los caminos del propio pensamiento es transitar por un desierto en el que te arriesgas a perderlo todo. Y, además, representa un consumo exagerado de energía. Sea por el respeto al estricto cumplimiento de la ley -la del mínimo esfuerzo-, sea por miedo a las consecuencias sociales que acechan a lo políticamente incorrecto o por mantenerse al abrigo de culpabilidades personales, lo cierto es que sucumbimos a la inercia de todo tipo de modas y rutinas.

Echo en falta la participación social de pensadores e intelectuales valientes que nos ofrezcan una perspectiva no mercantilista del pensamiento; que nos abran los ojos a otros colores o matices, que de alguna manera nos muestren la propia imagen desde otros espejos forzándonos a dudar de nuestras propias convicciones; otros significados, otras fuentes y otras prioridades, sin adoctrinamientos, y nos animen al esfuerzo de reflexionar la vida derrochando energía.

¿Algún ejemplo? Aquí os dejo dos aproximaciones: la de Eduardo Galeano y la de Saramago.








No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails