"Cuando Pablo VI preguntó a Stravinsky qué podía hacer la Iglesia por la música, se cuenta que éste le contestó: «Santidad, restitúyanos a los castrati». El último de ellos, Alessandro Moreschi (1858-1922), había cantado en la Capilla Pontificia hasta 1913, incluso después de que Pío X prohibiera formalmente su contratación. En Roma, la imposibilidad para las mujeres de cantar en lugares públicos y sagrados había convertido a los castrati en los codiciados protagonistas de la vida musical de la ciudad desde finales del siglo XVI. Su posible exclusión de los coros litúrgicos era considerada por Benedicto XIV (papa entre 1740 y 1758) como una pérdida irreparable para la música eclesiástica.
Pero la fama de los castrati se extendía más allá del ámbito romano y del repertorio sacro. En la primera mitad del siglo XVIII (su momento de máximo esplendor), nombres como Farinelli, Senesino, Carestini o Caffarelli fueron las grandes estrellas del melodrama barroco. Sus actuaciones despertaban auténticos delirios entre el público europeo. Disputados por los principales teatros, sus cachés alcanzaban unos niveles astronómicos sólo comparables con el grado de egolatría que exhibían dentro y fuera del escenario. Sus proezas vocales animaron a los compositores a escribir algunas de las páginas más virtuosísticas de la Historia de la ópera.
Los castrati aunaban las cualidades de la voz masculina y femenina: fuerza e intensidad, dulzura y ligereza. La castración, practicada a los niños antes de la pubertad, bloqueaba el desarrollo de la laringe de manera que la voz no evolucionaba hacia el registro grave, sino que conservaba intacta la octava aguda. Por otro lado, la operación no bloqueaba el proceso de crecimiento de la caja torácica, por lo que la emisión vocal resultaba potenciada.
Aun así, la castración tenía a menudo graves secuelas tanto físicas (obesidad y debilidad) como psicológicas, además de suponer un serio riesgo para la vida del niño, debido al desarrollo rudimentario de la práctica quirúrgica. A pesar de la idolatría que los rodeaba, los castrati eran víctimas de una sociedad cuya ética se subordinaba al dictamen del placer estético. La vida de estos cantantes era a veces un verdadero calvario y la operación tampoco garantizaba por sí misma una carrera de éxito." (Stefano Russomanno)
Explica la Bartoli que cada año se castraban a más de 4000 niños para educarlos y convertirlos en potenciales divos absolutos del canto, en primohuomos de los teatros de ópera de la Europa del barroco. Efectivamente era un sacrificio tremendo para los preadolescentes, pero era un sacrificio la mayoría de las veces provocados por la ambición de sus padres, la mayoría gentes humildes, con la esperanza de que el joven cantante se convirtiera en una figura del canto y sacara a la familia de la pobreza.
Y es que los famosos castrados de la época (Farinelli, Caffarelli, Carestini, Senesino ….) eran los auténticos amos absolutos de la lírica, en equivalencia a las superestrellas del POP. Los compositores componían óperas pensando en sus voces, incluso arias sueltas para que ellos las cantaran a su antojo en la obra que les diera la gana (las famosas arias de baúl), cobraban sumas escandalosas de dinero, y eran auténticos ídolos entre las mujeres que se rendían a sus pies empujadas por lo sobrenatural de su arte y por la gran ventaja de poder mantener relaciones sexuales sin peligro de embarazos comprometedores.
Ahora, la mezzo romana Cecilia Bartoli rinde homenaje a los castrati en su último cd (Sacrificium), interpretando canciones compuestas por ellos, como este magnífico tema "Parto, ti lascio, o cara" de Nicola Porpora (Germanico in Germania - Rome, 1732).
Sencillamente sublime.
PORPORA
Germanico in Germania (Nicolò Coluzzi)
Atto secondo, scena VIII
Arminio
Parto, ti lascio, o cara,
Ma nel partire io sento
Troppo crudel tormento.
Non sarà tanto amara
La pena del morir.Perfide, stelle ingrate,
Se non volete, oh Dio,
Aver di me pietade,
Non date all’idol mio
Sì barbaro martir.
2 comentarios:
Menuda entrada Javier, de la blogosfera a la estratosfera en apenas unas líneas!
Impresionante!
Gracias, Camino, tan amable como siempre. Me alegra que te guste.
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