21 de octubre de 2010

CUERPO, ARTE Y ESTADO

“El cuerpo no es una simple naturalidad biológica sino una institución política. Uno de los aspectos esenciales del poder, la condición de su instauración y mantenimiento, es siempre la coerción de los cuerpos, pero también la amenaza sobre los cuerpos, la amenaza mortífera.”


En Montparnasse reposan desde 1979 los restos del filósofo y sociólogo ateniense Nikos Poulantzas. Ideólogo, estudioso del Estado moderno y líder del marxismo estructural, estudió Derecho en Atenas, Alemania y Francia, donde fue profesor de sociología política en la Universidad de Vincennes. Hoy tendría 74 años, pero a los 43 decidió el camino de la autolisis desde el décimo piso de un edificio popular a las afueras de París.


Me resulta especialmente atractiva su figura por varias razones. En primer lugar porque es un pensador inteligente, algo de lo que estamos muy, muy necesitados. En segundo lugar porque desarrolló el concepto novedoso de que el Estado es una “condensación material de relaciones de fuerza”, lejos del concepto de Estado como actor neutral o como instrumento de las clases dominantes. Y en tercer lugar, y sobre todo, porque su trabajo representa un esfuerzo por conceptualizar críticamente las condiciones de lucha sociales y ello nos aporta perspectivas útiles para comprender los movimientos sociales que vivimos, por acción o por omisión, y vislumbrar mínimamente su posible alcance.

En su concepción, el Estado es tan solo una parte de la división social capitalista, que se encarga de asegurar su modo de producción y las relaciones que conforman su estructura social. Atendiendo a este concepto, tanto la lucha de clases como las relaciones de fuerza están presentes en los apartados estatales, algo que ya es más que evidente. Este terreno de lucha que es el Estado resulta, por lo tanto, una parte integral del capitalismo, pero de características muy asimétricas. Por ello, para Poulantzas el provocar transformaciones sociales implica necesariamente actuar sobre las relaciones de fuerza (desde fuera) y sobre los aparatos mismos (desde dentro). Para él, el Estado, tanto a nivel nacional como internacional, se encarga cada vez menos de mediar entre la sociedad y los partidos políticos y más en elaborar estrategias que garanticen el mantenimiento de las reglas de juego del propio capitalismo, lo que incluiría elementos tales como los recortes de los derechos sociales o el control y vigilancia de los individuos.

Todo ello me resulta hoy, desde mi limitado conocimiento sociológico, especialmente sugerente. Es incuestionable que tras esta crisis financiera que aún padecemos el Estado se ha visto obligado a someterse a las exigencias del sistema capitalista, del mundo financiero, y sacrificar los derechos sociales básicos de los ciudadanos, y que ante los descafeinados legítimos derechos de réplica sociales no queda otra opción que o bien someterse mansamente (ejemplo español) o sufrir el rigor de la disciplina policial (ejemplo francés). Parece que necesitemos, si queremos analizar estrategias de lucha social que sean eficaces para cambiar estas relaciones de fuerza, más pensadores capaces y valientes.



Pero en realidad, lo que originalmente me acercó a la figura de Nikos Poulantzas fue el tropezar con esa frase referente al cuerpo, “El Estado, el Poder, el Socialismo”, que menciono al principio:


“El cuerpo no es una simple naturalidad biológica sino una institución política. Uno de los aspectos esenciales del poder, la condición de su instauración y mantenimiento, es siempre la coerción de los cuerpos, pero también la amenaza sobre los cuerpos, la amenaza mortífera.”


Porque estaba disfrutando de esta performance “Bodies in Urban Spaces”, encabezada por el coreógrafo Willi Dorner, y buscaba algún texto que reflejara la belleza de esta interacción entre los cuerpos, la calle, el arte y la perplejidad. La frase de Poulantzas me ha aportado una dimensión insospechada, la de la capacidad del cuerpo para, además, escapar de cualquier tipo de limitación y añadir mayor creatividad si cabe a su ya comprobada capacidad expresiva, ahora cuestionando las relaciones de fuerza de los espacios urbanos.

7 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Pues sí, quizá esa sea la clave; más pensadores, o bien, que todos pensáramos más y mejor.

Un beso.

Jezabel dijo...

La asociación cuerpo-política me produce casi tanta claustrofobia como la performance, así que tus letras elegidas para las imágenes, han sido un acierto jejejejej.
Aunque sé que aquí política hace referencia a toda una amplitud de ordenamiento y convivencia de las sociedades, prefiero cuerpo-libertad, llámame jipi.
Besos

Berni dijo...

Me ha gustado mucho la performance de Willi Dorner y sus bailarines, que "asaltan" la ciudad con sus figuras humanas en posiciones imposibles. Lo que más mola es ver la reacción de la gente, la sorpresa que generan. Rompen con el ensimismamiento general en el que todos nos vemos inmersos en el día a día.
Muy bueno el vídeo.
Saludos!

pepa mas gisbert dijo...

Parece que el cuerpo ha perdido la batalla urbanita, la ciudad nos va ganando la batalla y no deja espacios.

LaCuarent dijo...

Hoy me quedo cn us palabras antes que las imagenes me han parecido realmente interesante como las aplicas a la situación actual y estoy contigo necesitamos pensadores capaces y valientes pero no solo ideólogos sino entre la gente normal esas masas que se dejan mecer por un estado en manos de políticos que han olvidado su verdadera función: servir a otros por la actual: servise a ellos mismos
Un besote

E. C. Pedro dijo...

Javier, comparto la idea de que la enorme mayoría de los Estados sirven los intereses de quien manda (que pese a la Revolución francesa no es el pueblo). Pero no logro quitarme de la cabeza la necesidad de un ente regulador que gobierne y transe. ¿Cuál será el detonante perverso? A mi juicio el Estado y un buen sistema de alcantarillado presentan similitudes enormes. Debe ser eficiente, revisable, confiable, salubre, discreto, camuflado (más no oculto), etc.. Del mismo modo, cuando la cosa falla, las semejanzas también reinan. En cuanto a las esculturas humanas, ¿conoces el trabajo de Erwin Wurm? Saludos.

Eva Magallanes dijo...

Javier, ¡buenísimo!, no conocía a Nikos así que gracias por presentármelo, así " a vuelo de pájaro" me hizo reberverancias con Foucault con el tema del poder y con el pensamiento anarquista. El concepto de Cuerpo es muy acertado... corpus social, corpus jurídico, corpus literario y así... que nuestros cuerpos individuales y que el cuerpo social son marionetas del poder es lamentablemente cierto, hay personas que ni se percatan, otras que sí pero es muy, muy difícil poder arrancar de esos tentáculos. La imagen de esos cuerpos aprisionados es magistral tanto estética como simbólicamente.
Gracias por acoger mi autopsicoanálisis (jé, jé).
Cuando puedas y quieras visita:
http.//www.laplumaafilada.com
estoy iniciando una sección allí.
Muchos cariños y quiero decirte que mucho me alegra contar contigo en mi blog.

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