29 de octubre de 2010

VIDA FRACTAL, UNA ELUCUBRACIÓN CUÁNTICA

Una sola letra ya es comunicación: su tamaño, su tipo, su origen, su color,… 
Varias letras, una palabra, un significado. 
Varias palabras, la frase, el mensaje. 
Y después un capítulo, un libro, una biblioteca. 




Borges, en relación a su utópica biblioteca universal, decía que todos los libros que se han escrito y los que se escribirán son tan solo partes constituyentes de un gran y único libro, el de la humanidad. 

Es posible, pienso, que en otros ámbitos pudiera ser acertado considerar ese gran libro como una sola letra en otro inimaginable universo de signos y significados. Y así comenzar de nuevo. 


¿No hay en todo este bucle una arquitectura auténticamente fractal






Para los científicos cualquier creencia debe de poder ser sometida a la crítica y, en su caso, reemplazada en base a la racionalidad. Sin embargo, hay una teoría moderna que escapando a esta dinámica de lo estrictamente científico, por no ser falsable, representa el centro de atención y de trabajo del mundo de la física actual más avanzada, me refiero a la teoría de las cuerdas. Esta teoría, que parece prometer la aparición al fin de una explicación unitaria para el mundo de la gravitación y para el del átomo, es, en su acepción menos formal, una teoría revolucionaria que implica más al cerebro derecho que al izquierdo. Algo sumamente próximo a un hecho estético con visos de revelación paranormal. Eso me parece a mí al menos. 




Sin entrar en ella, sí que creo que su sola existencia puede ser el pretexto que justifique otras elucubraciones menos sesudas pero igualmente pertenecientes  al mundo de las ocurrencias. Y aquí entro yo con las mías. Se trata de los fractales y la vibración cuántica. 



Quiero suponer que la vida bien podría obedecer a un tipo de patrón geométrico fractal recurrente susceptible de ser explicada mediante la teoría de las cuerdas. El esquema básico de la célula, por ejemplo, esa especie de ley que explicaría el porqué de tal economía sostenible celular, se repite en el órgano -que adopta estructuras eminentemente funcionales- y más tarde en el individuo -viable en función de esos principios de sostenibilidad-. Lo mismo podríamos afirmar de lo que sucede en la familia, en la comunidad, en sus distintos niveles y complejidades, hasta llegar a las sociedades más amplias y complejas. Por supuesto no me estoy refiriendo a una cuestión puramente geométrica. En todos estos supuestos esquemas fractales se reproducen ciertas prioridades funcionales de las que el sometimiento a los intereses de la estructura inmediatamente superior parecería ser la más evidente. En algunas sociedades más elementales, por ejemplo, se pone de relieve con más facilidad, como es en el caso de las hormigas. Aquí, siendo la especializada función del individuo en la comunidad de tal nivel e importancia, la colonia se comporta como un único cuerpo y cada hormiga como uno de sus prescindibles elementos constituyentes, a su vez cuerpos igualmente. Sin embargo, la colonia también parece obedecer al interés último de futuros y mejores individuos. La capacidad de cambio y la reciprocidad en la vehiculización de la comunicación parecen estar en la base de todo este proceso. 





En este sentido, uno de los grandes debates en antropología ha sido si existe un patrón recurrente o no sobre los procesos de cambio en las sociedades. Según Tom Currie, y su equipo de la University College London, las sociedades humanas progresan en pequeños pasos de modo parecido a como lo hace la evolución biológica. 






Cabría preguntarse si el desarrollo de esta arquitectura fractal obedece a un modelo centrípeto o centrífugo. ¿Es la unidad más pequeña la que se adapta y somete a la estructura y disposición espacial de la mayor o es a la inversa? Más aún, ¿sería posible un diálogo entre ambos niveles y en ambos sentidos que condicionara su evolución de forma recíproca? Es verosímil, ambas situaciones parecen observarse en la naturaleza y, además, remedan una imagen mental de características vibratorias. Por un lado, por ejemplo, la información que contiene la carga genética se traduce en un desarrollo individual específico y condiciona su peculiar conducta –fenotipo- de la misma manera que, por otro lado, el medio y los contextos pertinentes influyen y determinan cambios en la información que transmitirán dichos genes –genotipo-, en ese proceso cuyo objetivo es la adaptación futura del individuo al cambio. Si no, ¿cómo explicar esas transformaciones adaptativas de algunas especies cuyos retoños nunca tienen contacto directo con sus progenitores? 




Dando un salto aparentemente arbitrario en la línea de pensamiento –me temo que la lucidez decae a más velocidad de lo deseable- ¿podríamos considerar al Estado como ese espacio donde se materializa dicho diálogo de recíproca influencia entre individuo y sociedad? ¿Podríamos considerar que la naturaleza de las cosas establece como prioritario no tanto la preponderancia del uno sobre el otro, sino cierto tipo de equilibrio entre ambos, un armónico en la cuerda vibrante de un instrumento? Si esto fuera así, ¿Dónde se debería de situar, por ejemplo, ese punto de equilibrio entre la ayuda al mundo financiero y el sacrificio a los ciudadanos? Porque me temo que en ese equilibrio puede residir la clave de la supervivencia del sistema tal y como lo conocemos. 



Podríamos elucubrar, por último, con que en esta nueva interpretación de la realidad, en función de novedosos sistemas de vibración multidimensional –teoría de las cuerdas-, no solo se encuentre un nexo de unión entre las teorías gravitatoria y cuántica o de las influencias recíprocas entre genotipo y fenotipo, sino que también podría deducirse una línea de coherencia entre las teorías creacionistas y Darwinistas. Más aún, podría no ser descabellado considerar que ese polvo de estrellas que nos constituye llegó hasta nosotros por razones bien distintas a las del puro azar: la simple vibración de un universo inteligente en la que aún estamos empeñados.



4 comentarios:

Unknown dijo...

Es una teoría tan interesante como compleja, me ha gustado mucho.
gracias

Jezabel dijo...

Mammmmmma mía, que pedazo de post! Una hora y me dejo los vídeos para mañana. Bueno y releerme la teoría de las cuerdas porque tengo un empanamiento de dimensiones tremendo. Qué buen profe seríasssssss
Besis

Unknown dijo...

Javier,
puedo compartir este enlace? a un amigo muy apasionado de los fractales, a través del facebook, el enlace de esta entrada de tu blog me refiero, claro, no la información.
Siempre respetando tu autoria.
gracias

Anónimo dijo...

¡Sencillamente GENIAL (y viceversa)!
Me ha encantado esta visión fractal unitaria holística de la realidad, de las células a la sociedad, de los átomos al universo...Quizá en alguno de los universos paralelos que nos rodean estamos hablando sobre esto tomando un café.

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