Si hubiera que encontrar un paralelismo entre la naturaleza humana y la pintura, concluiríamos que la más cercana es la acuarela.
La preponderancia del agua en ambas es indiscutible, como lo es la esencia transparente de sus colores. El efecto estético del papel húmedo, que además de actuar como otro verdadero tono mantiene la primacía del fondo, se revela fascinante al dar límites y texturas apenas sospechados a cada pincelada de color, no siendo de extrañar por ello que el propio pintor se mantenga en la continua sorpresa ante cada uno de sus movimientos. De manera semejante, el marco que representa el soporte a la impronta humana, ese espacio que el ser humano va dibujando con su propia e individual existencia, sirve de contexto activo a una interpretación imprecisa y cambiante de sus pinceladas en la vida, igualmente sorprendente en límite y textura para cada protagonista.
La composición, a base de capas trasparentes, resulta brillante y suelta sin que se excluya la utilización conjunta y puntual del óleo para completar la obra. La luz y el movimiento quedan reflejados mejor cuanto mayor es la calidad de la acuarela. El tratamiento de la proporción, el encuadre y la perspectiva otorgan la categoría al maestro. Os evitaré la obviedad en las similitudes con las cualidades en el hombre.
Sin embargo hay una importante diferencia, la acuarela palidece ante la exposición al sol y sus colores permanecen en función de la calidad de sus pigmentos.
Las acuarelas de Marion Bolognesi, Brooklyn, NY, sorprenden por mostrar partes de un todo, hermosos elementos de límites imprecisos que reclaman ausencias al papel, dotándolo así de un excesivo protagonismo. La mirada de esos ojos y las gotas que se deslizan coinciden en aumentar el efecto de serena tristeza de su obra e invitan a la inconsciente voluntad del espectador a una inevitable búsqueda visual del todo ausente.
Marion Bolognesi es, en mi opinión, más poeta que pintor.
9 comentarios:
Definitivamente me encanta la sensibilidad con la que está inundado este blog...
Preciosos!
Saludos.
Me gustan, capta la expresión y hablan por si solas, transmiten el mensaje desde la sencillez. Absolutamente, ¡¡magnífico!!,otro descubrimiento, gracias.
Ufff, qué maravilla!, esas miradas frías y distantes; pero profundas.
Unos rostros que intimidan incluso el dolor de quien los mira.
Genial, gracias por estos detalles.
Creo recordar que utilicé alguna de sus ilustraciones en mi blog. Con pocos trazos, mucho.
La escencia de esas acuarelas es poesía filtrada de una tecnica excesiva...se me ocurre que en otros pintores realistas, hay esa sensibilidad interiorista, pero el efecto solo puede captarse por la admiración del todo natural.
Me ha gustado tu post Javier, y coincido con el comentario de que tu blog goza de una sensibilidad exquisita. Te pongo en mi barra lateral para recibir tus actualizaciones...si no te molesta.
Saludos
Aun reconociendo la maestría, paciencia y dificultad que conlleva el dominio de la acuarela, no me acaba de convencer esta técnica para expresar según qué cosas, me resulta un poco fría, un poco plana. (Me han molado mucho la 10, 14, 15 y 17 de las que recoge su blog)
Besos
Siento la ausencia.
Estas acuarelas son maravillosas, me parecen, como tu bien dices, poesía pictórica donde olvidas la técnica y buscas más la historia que hay detrás de la imagen
Besos y buen finde
Bellas acuarelas, indefinido el sentimiento: no sé si decidirme a pensar sin lloran de manera desgarradora o simplemente se borran o diluyen en la indiferencia.
Como Beatriz, te pongo en mi barra lateral.
Publicar un comentario