Microrrelatos, microcuentos, minicuentos, minificción o hiperbreves, construcción literaria narrativa condensada, distinta de la novela o el cuento.
"-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela"
"¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió"
Franz kafka
"Nadie logró dar con una explicación lógica para el sorprendente hecho, pero el día que Nando, el cartero del barrio, fue atropellado por un tranvía, iba vestido únicamente con su gorra"
Kaveri
"...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida"
Gabriel García Márquez
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!"
"El doctor Alejo murió asesinado. Indudablemente murió estrangulado. Nadie había entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor dormía con el balcón abierto, por higiene, era tan alto su piso que no era de suponer que por allí hubiese entrado el asesino. La policía no encontraba la pista de aquel crimen, y ya iba a abandonar el asunto, cuando la esposa y la criada del muerto acudieron despavoridas a la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario había caído sobre la mesa, las había mirado, las había visto, y después había huido por la habitación, una mano solitaria y viva como una araña. Allí la habían dejado encerrada con llave en el cuarto.
Llena de terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les costó cazar la mano, pero la cazaron y todos le agarraron un dedo, porque era vigorosa corno si en ella radicase junta toda la fuerza de un hombre fuerte. ¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el suceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano? Después de una larga pausa, al juez se le ocurrió darle la pluma para que declarase por escrito. La mano entonces escribió: «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala de disección. He hecho justicia»"
Ramón Gómez de la Serna
El día llegaba a sus horas centrales, pero era de un gris tan apagado, que si no se miraba el reloj, podría decirse, sin mucha osadía, que estaba finalizando.
En unos instantes la nubosidad se extinguió como arrastrada por un soplo divino y un sol espléndido apareció en el firmamento, tornando el lúgubre ambiente en un insólito espectáculo primaveral de luminiscentes destellos, que reflejaban preciosos tonos nacarados por doquier.
Pero él seguía escuchando el sonido de la lluvia, que descargaba, desde su cabeza, con una potencia cada vez mayor.
Comenzó a sentir un ahogo en la respiración, una soga transparente se aferró a su cuello y las lágrimas se le desbordaron en un torrente incesante. Todo su cuerpo se empezó a licuar y a brotar por cada poro de su piel en un exudado sin fin.
Fue muriendo lentamente, desapareciendo, de forma callada, como los ríos cuando desaguan en la mar.
El charco de su ser quedó disperso en el parquet, y no fue más que espuma reseca cuando los rayos de luz entraron por la ventana, y cansados y sedientos, decidieron beber de él..."
“Cuando se sentía solo, se acercaba sigiloso y levantaba suavemente la sábana como para cerciorarse de que nadie se encontraba en su interior. Y siempre volvía a verla llamándole”
Yo
10 comentarios:
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí"
Augusto Monterroso, 1959.
Creo que está considerado como el cuento más corto del mundo.
:D
Un besito
Lala
"La sangre sobre la nieve es más roja, Inspectora. El invierno permite verla desde lo alto del mirador, asómese. Treinta y ocho metros para ser exactos, asómese. Dos o tres suicidas cada estación. Los subo en mi ascensor hasta el cielo de la bahía y los pierdo de vista, apenas se quedan a solas con Estocolmo. Por qué saltan es un misterio, Inspectora. Yo soy un simple ascensorista. Trabajo detrás del paseo del indeciso, el turista ignorante del momento propicio para saltar, los ojos fijos en la espalda del que se asoma sin sospechar que puede ser la última vez. Asómese".
Título: Katarinahissen
Autor: Carlos Rivero Moya (*)
Microrrelato ganador de Getafe Negro 2009.
(*)Amigo de la infancia, al que siempre le gustó escribir.
"Y la lluvia caía sobre los cristales, produciendo ese sonido de impacto particular que a él tanto le gustaba escuchar.
El día llegaba a sus horas centrales, pero era de un gris tan apagado, que si no se miraba el reloj, podría decirse, sin mucha osadía, que estaba finalizando.
En unos instantes la nubosidad se extinguió como arrastrada por un soplo divino y un sol espléndido apareció en el firmamento, tornando el lúgubre ambiente en un insólito espectáculo primaveral de luminiscentes destellos, que reflejaban preciosos tonos nacarados por doquier.
Pero él seguía escuchando el sonido de la lluvia, que descargaba, desde su cabeza, con una potencia cada vez mayor.
Comenzó a sentir un ahogo en la respiración, una soga transparente se aferró a su cuello y las lágrimas se le desbordaron en un torrente incesante. Todo su cuerpo se empezó a licuar y a brotar por cada poro de su piel en un exudado sin fin.
Fue muriendo lentamente, desapareciendo, de forma callada, como los ríos cuando desaguan en la mar.
El charco de su ser quedó disperso en el parquet, y no fue más que espuma reseca cuando los rayos de luz entraron por la ventana, y cansados y sedientos, decidieron beber de él..."
Este microrrelato (bueno, no tan micro), se me acaba de ocurrir, lo he escrito para tu entrada.
Es un regalo con cariño :)
Espero que te guste.
Saludos.
Me gustan mucho todos; en especial el de Berni, se queda en mi paladar los sorbitos de su pensamiento, con un regusto especial, el de la amistad.
Bravo Berni!
Gracias Javier!
Grandes historias en un micro relato, fascinante. Me han parecido todas esplendidas, de la primera a la última.Gracias grandes autores. Nube.
Muy buena selección. Yo soy muy ramongomezserniano, por lo tanto, el último me ha parecido genial, también el de Ana María Matute, y el de G.Márquez...
Saludos
El microrrelato, el buen microrrelato, es un arte difícil, condensar algo con sentido en cien o seis palabras no lo parece, pero lo es.
Una muy buena colección nos entregas, también el tuyo propio.
¿Qué te parece incluir "Yo Soy El Que Es"?
Gracias por tu aportación, Lala. Me gusta. Un beso.
Berni, tu microrrelato es magnífico. Yo ya sabía que tenías madera de escritora, pero que además me prestes este me ha llenado de emoción y orgullo. Nunca imaginé que un post mío pudiera llegar a tener tanta categoría. Y ello te lo debo a ti. Muchísimas gracias, quedo en deuda contigo.
Estoy seguro, Nube, de que tu sensibilidad guarda uno a punto de nacer. Esperaremos el momento. Gracias.
No estoy muy seguro de lo que significa tu autodefinición, Caruano, pero me felicito por tus amables palabras. Y te las agradezco. Un saludo y bienvenido.
Gracias, Alma. Tu halago tiene para mí un valor muy especial. Un abrazo.
Pues me parece fenomenal, E. C. Pedro, y pasa a ser el más corto de la historia, al menos de la historia de este post. Mi agradecimiento.
Camino, gracias a tí. Espero que esa amistad que se respira entre vosotras sea contagiosa.
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