A duras penas conseguimos atrapar imágenes, mucho menos algo del espíritu que las rodea. Pero pienso que quizá estos intentos que os muestro lleguen a tocar la sensibilidad de cuantos sueñan con un paseo por el inmenso azul. A ellos va dedicado.
El pez con aletas amarillas –mi adorado pez rémora- es mi hija Ana.
6 comentarios:
Qué maravilla, Javier. Habitar un rato esos espacios es uno de mis sueños. Gracias por este regalo. La edición de este video con sonido está muy buena, pero me encantó la música original del agua que se escucha en el video del post anterior: casi logro creer que soy yo quien acompaña a la manta.
Imagino que uno necesita un tiempo para readaptarse al medio después de esa aventura.
Un beso de bienvenida.
Guau! Pedazo de vacaciones!
Beso gordo
Muchas gracias por compartirnos tanta belleza!
Saludos.
Sin duda eres de los afortunados que pueden apreciar directamente estas bellezas..bss
Sencillamente hermoso, Javier. Tuvo que ser un viaje memorable.
Un abrazo.
Gracias por la preciosa muestra su dedicatoria (seguro que comprendes el anhelo de las sirenas varadas por regresar a su mundo natural) :)
Las palabras con las que haces alusión "a tu adorado pez rémora" me evocan la enorme ternura con la que el marinero de ficción calmaba los sollozos de aquel muchacho que rescató del mar y que él llamaba cariñosamente "mi pescadito". Una sencilla pero emotiva canción la de Manuel Fidello en Capitanes Intrépidos (una buena recomendación cinematográfica, si no la has visto y te gustan los clásicos)
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