15 de agosto de 2009

CONFIAR EN LAS CAUSAS JUSTAS

Oigo en la radio que durante esta crisis todos los ministerios han aumentado sus recursos humanos menos el de Justicia que, además, ha disminuido en aproximadamente un 5%.

Esto despierta inevitablemente en mi memoria, con ciertos tintes de nostalgia, aquella época en la que la certidumbre de que ciertas fuerzas sociales defendían los derechos de todos, la libertad de todos, por encima de cualquier tipo de interés sectario, era una fuente inagotable de confianza en la propia naturaleza del ser humano y en su capacidad para defenderse del sometimiento y esclavitud.

Creo que el desarrollo social, con cierto paralelismo a lo que ocurre con la recuperación económica, no debe de depender de unos poderes políticos más preocupados y ocupados en el mantenimiento e incremento de su propio poder que en el auténtico servicio a esa sociedad que les depositó su confianza. Y si no funciona la justicia, por falta de recursos o por afinidades políticas, o no funcionan los medios de comunicación, polarizados y enfrentados según el espectro político, y, además, se ponen los recursos económicos del país a disposición de aquellos que están en el origen de la crisis, entonces ¿quién puede protegernos del escepticismo y la desesperanza?

¿Una muestra de aquel optimismo? Un fragmento de Paco Ignacio Taibo II

" El periodismo es la última pinche barrera que nos impide caer en la barbarie. Sin periodismo, sin circulación de información, todos levantaríamos la mano cuando el big brother lo dijera. Es la voz de los mudos y el oído extra que Dios le dio a los sordos. Es el único pinche oficio que aún vale la pena en la segunda mitad del siglo XX. Es el equivalente moderno de la piratería ética, el aliento de las rebeliones de los esclavos. Es el único puñetero trabajo divertido que aún puede practicarse. Es lo que impide el regreso al simplismo cavernario. Contradictoriamente, es un asunto donde nuevamente hay cosas eternas: la verdad, el mal, la ética, el enemigo. Es la mejor literatura, porque es la más inmediata. Es la clave de la democracia real, porque la gente tiene que saber qué está pasando para decidir cómo se va a jugar la vida. Es el reencuentro entre las mejores tradiciones morales del cristianismo primitivo y las de la izquierda revolucionaria de fines del siglo XIX. Es el alma de un país. Sin periodistas todos seríamos muertos y la mayoría ciegos. Sin circulación de información verídica todos seríamos bobos. Es también el refugio de las ratas, la zona más contaminada, junto con las fuerzas policíacas, de toda nuestra sociedad. Un espacio que se dignifica porque lo compartes con los tipos más abyectos, más serviles, más mandilones, más corruptos. Y por comparación te ofrece las posibilidades de la heroicidad. Es como si metieran el cielo y el infierno en una licuadora y tuvieras que trabajar en movimiento. Es una albañilería del sentido común. "


Paco Ignacio Taibo II
(México, 1949)

Escritor mexicano de origen español, está considerado como un optimista pragmático que confía en el triunfo de las causas justas. Nacido en Gijón, procede de una familia asturiana de tradición anarquista y socialista. Es hijo del también escritor Paco Ignacio Taibo I. Afincado en México desde 1958, en este país estudió Sociología, Literatura e Historia y, desde muy pronto, comenzó a colaborar como periodista en varias revistas. Profesor de la Facultad de Antropología e Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha publicado novelas policiacas, algunas de corte político. Entre otras, destacan: Cosa fácil (1977), Héroes convocados (1980), Revolucionario del pasaje (1986), La misma ciudad, la misma lluvia (1989), La bicicleta de Leonardo (1993), El año en el que no estuvimos en ningún sitio (1994). En la obra Con cuatro manos (1995), recurre a una peculiar técnica narrativa con saltos espaciales y temporales que hacen que el lector no pueda armar el rompecabezas hasta el final del libro. Retornamos como sombras (2001) es una obra a caballo entre la novela policíaca y la histórica ambientada en la ciudad de México durante la II Guerra Mundial. Sus obras narrativas son irónicas y llenas de talento, con temas rocambolescos y paradójicos, pero también desgarradas; sus personajes pueden ser revolucionarios románticos, pero se comportan como si estuvieran en un mundo posmoderno en el que resulta indispensable dominar el juego de la comunicación. Ejemplo de ellas son, Sombra de la sombra (1986) y Sintiendo que el campo de batalla (1989). También ha escrito obras históricas, como Historia General de Asturias (varios volúmenes), Asturias 1934 y una biografía del Che Guevara titulada Ernesto Guevara, también conocido como el Che (1996). Ha recibido numerosos galardones entre los que cabe destacar el Premio Grijalbo de Novela en 1982, el Premio Café Gijón y el Premio Internacional Hammett en tres ocasiones. Actualmente dirige la Asociación Internacional de Escritores Policiacos, así como la Semana Negra de Gijón, un encuentro que desde 1988 reúne a escritores, editores y lectores aficionados al género negro.

Texto publicado en EL PODER DE LA PALABRA

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