13 de julio de 2010

ISLAS DE REFLEXIÓN PARA NAUFRAGOS


Morris Langlo West (1916-1999) fue un escritor australiano. Nació en St. Kilda, Victoria y realizó sus estudios secundarios en el Christian Brothers' College, East St Kilda. Ingresó en la Universidad de Melbourne en 1937 y trabajó como maestro en Nueva Gales del Sur y Tasmania. Pasó 12 años en un monasterio de los Christian Brothers, llegando a tomar los votos anuales, aunque sin realizar los votos definitivos. Trabajó en el Servicio de Inteligencia durante la Segunda Guerra Mundial. Después trabajó durante diez años como productor de radio hasta que en 1954 se dedicó por completo a la literatura. Dejó Australia en 1955 y vivió en Austria, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos. Volvió a Australia en 1980. Morris West murió e 1999 mientras trabajaba en su escritorio sobre los capítulos finales de su novela La última confesión.

" La teología que nos predicaban era el antiguo código fundamentalista que siguió a la Reforma... En la Congregación, realicé mis primeras experiencias destinadas a lavar el cerebro humano y a doblegar el espíritu. Las practicaba mi maestro de novicios..., un anti-intelectual, afectado de ceguera espiritual, que infligió daños graves, a veces irreparables, a muchos de los jóvenes que estaban a su cargo... Y, sin embargo, aprendí mucho de él. Aprendí a guardar silencio y esperar. Aprendí la inutilidad de discutir con los sordos. Aprendí a no confundir jamás la verdad con el hombre que la predicaba o la deformaba, a sospechar siempre del evangelista... Rogué no ser nunca como él. Sabía que nunca podría creer en el Dios que él predicaba. Para alcanzar la serenidad en la cual, gracias a Dios, resido ahora, tuve que aprender a perdonarlo. Lo que no puedo perdonar y lo que jamás puedo admitir es la crueldad impersonal que las instituciones —mi propia Iglesia entre ellas— ejercen sobre sus miembros y que justifican con mil argumentos... He luchado contra esta crueldad la vida entera. "
Morris West
El abogado del diablo (fragmento)

(He reparado en este fragmento de West porque padezco la cruel condena de ver a un ser querido sometido irremediablemente a las influencias de la ceguera espiritual y sordera intelectual de aquellos que le rodean y me hace recuperar cierta esperanza en que sus efectos pudieran no llegar a ser irreparables. Y lo coloco aquí como quien introduce un documento en una botella y lo lanza al mar en una liturgia de insignificante esperanza, la de llegar a contactar con otro universo capaz y preparado para rescatar espíritus naufragados para la serenidad.
Y porque a mí me fué útil)

2 comentarios:

colorin dijo...

Gracias Javier, como siempre sembrando inquietudes.
Voy a leer cuanto antes algo de Morris West. Leyendo este fragmento que comentas, he regresado a mi infancia-adolescencia, en un colegio de religiosas católicas donde pude observar algunos de los defectos y de las cualidades que comenta West. Pero creo que a raíz del concilio Vaticano II, una parte importante de las instituciones católicas y con ellas gran parte de la sociedad occidental, cambiaron sus planteamientos y evolucionaron favorablemente hacia una espiritualidad esperanzadora, tolerante y de respeto por la persona. Si tienes ocasión, invita a ese ser querido a releer algunos de los documentos del concilio, donde El Dios del temor del antiguo testamento es superado por el Dios del amor y de las bienaventuranzas del nuevo testamento.

Anónimo dijo...

Por suerte en algunos casos,como en el tuyo, ese ser querido, en paralelo tiene otro tipo de influencias en su vida, que seguro abren sus ojos, sus oidos, su mente y su corazón, como es tu caso y es muy importante ya que más que con palabras lo haces con tu ejemplo de vida. Este es un buen momento para empezar a ver sus frutos, aunque como sabemos a veces no se vislumbran tan pronto como uno desea y es necesario. Estoy segura que encontrará la botella, pero hay que hacercarla al mar. Un saludo afectuoso. Yo

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