24 de diciembre de 2011

TAMBIÉN MUJER EN NAVIDAD



" El cuerpo no es una simple naturalidad biológica sino una institución política. Uno de los aspectos esenciales del poder, la condición de su instauración y mantenimiento, es siempre la coerción de los cuerpos, pero también la amenaza sobre los cuerpos, la amenaza mortífera. "

Nikos Poulantzas 
El Estado, el Poder, el Socialismo (fragmento)






Simpatizo con todo aquello que pueda alimentar el espíritu, y me agarro como quien busca desesperadamente una tabla de salvación. ¿De qué otra manera si no podrían sobrevivir unos ojos a este dolor tan brutal?, ¿cómo podrían reponerse si no los oídos de una infamia tan atroz?







Por eso es por lo que, hoy, me dejo invadir por el olor a limpio de un espíritu llamado navideño que hurga en la desesperanza para cuestionarla, que apunta tímidamente a la solidaridad para teñirla de compasión y que por unos instantes esboza en la imaginación algo que bien podría corresponderse con un mundo mejor.







Quizá no sea una buena idea mostrar hoy este vídeo y contagiar de tristeza, aunque sea mínimamente, una velada destinada a gozar de la paz y el calor del hogar en compañía de los seres queridos. Pero, al igual que dedicamos en esta noche un momento para recordar con cariño a aquellos familiares que nos dejaron, pienso que es oportuno dedicar una oración también a aquellos que ahora mismo están dejándose la vida en la conquista de una libertad que desconocen, o a los que habiendo perdido el tren a causa de un espejismo no tendrán esta noche ni un techo ni una mesa.









Hay un enemigo que golpea inmisericorde desde fuera hasta llenarte de miedo o de muerte. No es lo peor. Dentro, entre la sórdida amenaza de la cobardía y la perversa impotencia, se estructura silente la necesidad imperiosa de refugiarse en la ficción de una realidad amable que permita escapar al contagio de esa pavorosa realidad. Y surge la indiferencia.







Las fotografías son de Lisa Wassmann 




3 comentarios:

César dijo...

No lo sé, no sé porqué se producen hechos que por sí mismos justificarían la intervención de los países civilizados. Perdón, es que los países civilizados están ocupados en ajustar las cuentas a sus ciudadanos. De algún modo tendrán que alimentarse los bancos para que puedan dejarnos dinero. De nuestro dinero. Bueno, no quiero pensar más que me lío.
Creo que alguien debería enviar a egipto a Paoá Noel...

María dijo...

Me encantan las imágenes de las entradas, y me quedo en esta, a la vez misteriosa, donde el cuerpo es naturalidad, pero a la vez misterio, sinfonía, oxígeno...

Un beso.

PD.- Gracias por devolverme la visita.

E. C. Pedro dijo...

Los cuerpos siempre se atraviesan. Eso desata los celos de la mente, que no tiene más consistencia que un dolor de cabeza. Así somos, y en el fondo creo que son buenas noticias.

Muchos saludos.

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