5 de agosto de 2015

OBSESIÓN ESTIVAL


"Hoy
conocí a un genio en el tren
como de seis años de edad;
se sentó a mi lado y,
mientras el tren
corría por la costa,
llegamos al océano.
el niño me miró y me dijo:
el mar no es nada bonito.

fue la primera vez
que me di cuenta
de ello."


Charles Bukowski 
Conocí a un genio




Eduardo Estéllez




Me atraen las vías del tren. El dibujo del tiempo en la madera que las une, ese punto del horizonte donde las paralelas se juntan, verlo pasar de cerca y su estallido. Voy a verlo con frecuencia. No sé muy bien porqué, quizá por el hecho de saber que en el infinito están conectadas a tu estación o por esa fascinación que me produce el imposible equilibrio entre el movimiento lleno de vida de tanto hierro y la quietud de sus raíles y travesaños. Se acerca el tren a lo lejos y tengo la impresión de que permanece parado. Aparenta un improbable: silencio y quietud. Después, desde un punto impreciso, quizá desde la curva donde están los restos de la fábrica de cemento o desde el tercer nido de cigüeñas, se hace evidente que empieza a tomar velocidad, más y más y más, hasta que explota en un estruendo terrible que apenas dura un instante. Se ha ido, cuando quieres darte cuenta se ha ido para siempre, sin tiempo para los detalles. Sólo queda el viento y quizá la vaga impresión de haber visto a algún viajero. Tengo que esperar al siguiente.

Algo similar me sucede con las vacaciones. En un principio parece que no van a llegar nunca, meses y meses lejos, detenidas. Hoy, sin embargo, se precipitan a una velocidad que escapa a mi control. Como casi no puedo recordar las de otros años, acaso hechos puntuales, temo que en un instante estas hayan escapado de nuevo sin remisión al purgatorio de las imprecisiones.

Así, como con tantas otras cosas, me desenvuelvo cada día con dificultad entre la quietud de los acontecimientos y su arrolladora velocidad, entre la precisión milimétrica de cada detalle y la vaga impresión de lo que no alcanzo a ver. Entre el significado y sus acepciones, entre las medias verdades y las medias mentiras. Construyo una ensoñación cada día y una realidad cada noche. En esa imprecisa línea de tiempo creo sobrevivir y desde ella reconocerme, reconocerte y hablarte. 

Pronto iremos de vacaciones o, quizá, no me di cuenta, ya hayamos regresado:



Bajo una hoja seca de alcornoque, junto a la carretera, en el camino por donde paseamos juntos el pasado domingo, encontré un minúsculo escarabajo verde claro de cuerpo inmóvil y antenas nerviosas que producían en el aire una nota lejana, apenas audible, en la que creí identificar distintas escalas de un do mayor. Levanté la cabeza y sentí el viento frío en la cara y el incremento progresivo de su volumen. Después me pareció escuchar el susurro de tu nombre en una voz extraña. Quise mirar pero no pude.

Sin una causa aparente, en un momento de distracción, intuí que debía de tomar una decisión y que lo mejor era volver. Me arropé dándome la vuelta y volví a dejarme llevar de regreso por ese camino que se antojaba cálido y dulce. 

Enseguida vi el techo ocupado por las golondrinas. Esas que te asustan. A través de uno de los poros de la mosquitera blanca franqueé la puerta entreabierta y me colé hasta la cocina. Estabas fumando distraída frente a la taza de café caliente, delante de esa luz limpia del este que tanto inunda tus mañanas; con la otra mano entretenías tu mirada en el móvil mientras el humo de ambos se unía en el aire humedeciendo la ceniza con el aroma de tu pelo negro y mojado. Todo el espacio de contraluz que alcanzaba mi mirada se llenaba de dibujos y sombras cambiantes que iban creciendo hasta transformarse en una nube gris desdibujando tu contorno. En ese momento levantaste la cabeza como si yo hubiera hecho algún ruido, miraste sin verme y yo pude ver tus ojos.

Los primeros rayos de sol me despertaron y la cálida placidez de acabar de verte me hizo sonreír. Al instante fui al papel para dejar constancia de mi sueño antes de que se esfumara de la memoria. Así podría contártelo hoy. Así.



Hoy hemos hecho las maletas como si no fuéramos a volver y nos miramos tímidos, ilusionados, despacio, porque no queremos que este tren pase de largo rápidamente sin que antes cada nuevo instante haya quedado atrapado entre estas vías que conectan nuestros sueños. Mañana, desharemos las maletas como si ya hubiéramos vuelto.





Ruben Velez




"No, no es la solución 
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy 
ni apurar el arsénico de Madame Bovary 
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita 
del ángel con venablo 
antes de liarse el manto a la cabeza 
y comenzar a actuar. 

Ni concluir las leyes geométricas, contando 
las vigas de la celda de castigo 
como lo hizo Sor Juana. No es la solución 
escribir, mientras llegan las visitas, 
en la sala de estar de la familia Austen 
ni encerrarse en el ático 
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra 
y soñar, con la Biblia de los Dickinson, 
debajo de una almohada de soltera. 

Debe haber otro modo que no se llame Safo 
ni Mesalina ni María Egipciaca 
ni Magdalena ni Clemencia Isaura. 

Otro modo de ser humano y libre. 

Otro modo de ser."


Rosario Castellanos 
Meditación en el umbral





¡ Felices vacaciones !

4 comentarios:

LaCuarent dijo...

Venga toca desconectar y veo que sabes hacerlo...

Un besote que hacía mucho que n te dejaba ninguno

BEATRIZ dijo...

Que disfrutes las vacaciones, ya sean estas o las pasadas, lo digo confiada de que habrá vuelta. Se había extrañado este tren que hoy ha pasado por aquí, me queda la ilusión de que apenas si lo he visto.

Saludos y hasta pronto.

Anónimo dijo...

El Mar, su grandeza, su bravura,sus olas,su susurro, su quietud...
El mar, la mar como le llaman las gentes del mar y los poetas.
El día Marítimo Mundial es el 26 de septiembre.
Maleta,zapatos de tacón rojos,sombrero todo sobre las traviesas de la vía del tren. Foto para una historia.
Estaciones, gentes que van y vienen, vias de tren que van al infinito,traviesas que unen las vías con sus múltiples utilidades, cierre de jardines, jardiners...
Maletas, se hacen con mucha alegría, al volver su interior no encuentra su sitio y rondan dos o tres días parte de su interior, hasta que encuentra su lugar.
De su pluma solo sale belleza, cada palabra está llena de sensibilidad y ternura.
No cambie es auténtico.
Mi agradecimiento y admiración,

Anónimo dijo...

Nube arriba

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