4 de mayo de 2010

EULER GRANDA

Es doctor en medicina y cirugía, psiquiatra, tzántzico por convicción, desencantado, sintió desde su juventud que el lugar común y la cotidianidad eran poesía.

Euler Granda nació en Riobamba, Ecuador, en junio de 1935. La crítica lo ha calificado como una de las voces de más conmovido acento humano que hay en la actual poesía hispanoamericana. Ha publicado los libros de poemas: Voz desbordada (1963); El lado flaco (1968); El cuerpo y los sucesos (1971); La inutilmanía y otros nudos (1973); Un perro tocando la lira (1977); Daquilema Rey y otros poemas de bla, bla, bla (1982); Anotaciones del acabose (Premio Internacional de Poesía Jorge Luis Borges, 1987); Ya paren de contar (1991); Poema con piel de oveja (1993); Relincha el sol (1996) y Que trata de unos gatos (2000). En 1965 se graduó de Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad de Guayaquil. Es Miembro fundador de la Sociedad de Médicos Psiquiatras del Ecuador.



Los afectos

Un día
de tanto puro amor

te retuercen el cuello,

te muerden

en los puntos dolorosos;

quieren hacerte altoparlante,

te miden,

te limitan,

te ponen precios fijos

y te llenan

de rótulos la vida,

y eso más

no permiten que revientes.

Así la soga

desde los pies al cuello,

desde que llegas

hasta cuando nos echan fuera;

así nos van matando de tanto puro amor.


También sucede

A veces
el amor como un intruso,
como un pelo
en el plato de comida.

A veces el amor

como enfermarse,

como estar ahogándose,

como si hubiésemos robado

y nos buscaran.

Otras veces con él

qué borrachera,

qué jubilosa azúcar

inundándonos,

qué tropel

en las venas,

qué cosa nunca vista,

qué fiebre de colores.

A veces el amor

como pudriéndose

La advertencia

Un día
le regalan a uno

una palabra

y uno la pone al sol,

la alimenta,

la cría,

la enseña a ser bastón,

peldaño,

droga anticonceptiva,

garra,

analgésico,

brecha para el escape

o parapeto.

Uno le saca música,

la pinta,

la vuelve más pariente

que un hermano,

más que la axila de uno.

Uno la vuelve gente

y en los instantes débiles

hasta le cuenta

las cosas subterráneas de uno;

pero cría palabras

y un día te sacarán los ojos.

1 comentario:

Lala dijo...

Pues no lo conocía, y es buenísimo!
Al menos los poemas que nos has dejado aquí.
Me alegro de haberte leído hoy, me encanta.


Un beso


Lala


P.D. Cuánta poesía desconocida me falta por conocer! Eso también me alegra :D

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