5 de enero de 2011

ENSOÑACIÓN FEMENINA DE W. J. GLACKENS

"Max estaba completamente convencido que él era el primero en descubrir 
el método de amar tan intensamente, sin tantas restricciones, tan apasionadamente, y contemplaba con desprecio a todos los que habían amado antes que él.
 Aún más, estaba convencido que aún después de él nadie podría amar como él lo había hecho, se sentía apenado porque con su muerte el secreto del 
verdadero amor se perdería de la humanidad. 
Pero siendo un joven modesto, atribuía parte de su proeza a ella, a su amada.
 No es que ella fuera la perfección en si misma, pero se le acercaba mucho, tanto como un ideal se podría acercar a la realidad. 
Había mujeres más bonitas que ella, mujeres más sabias, pero 
¿existió alguna vez una mujer más buena? 
¿Existió alguna vez una mujer en cuyo rostro estaba tan claro y
 distintivamente escrito que sólo ella era merecedora de amor, 
de amor infinito, puro y con devoción? Max sabía que no había existido nunca,
 ni existiría una mujer así. Sobre esto, no tenía una singularidad especial,
 tanto como Adán no las tenía, tanto como usted, mi lector, no las tiene.
 Comenzando por la anciana Eva y terminando por la mujer sobre la cual 
sus ojos estaban dirigidos -antes que usted leyera estas líneas-
 la misma inscripción era leída clara e invariablemente en el rostro 
de cada mujer en cierto instante. La diferencia estaba solamente
 en la calidad de la tinta."

Leonid Andreiev
El Amó (fragmento)


 


William James Glackens (13 de marzo de 1870 -Filadelfia, Pennsylvania-, 22 de mayo de 1938) fue un pintor realista estadounidense.


Glackens estudió en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts y luego se mudó a la ciudad de Nueva York, donde fue uno de los fundadores de lo que se conocería como el movimiento artístico de la Escuela Ashcan. Este grupo de artistas, llamados por la prensa "los Ocho Pintores Independientes" o Los Ocho, tenían la particularidad de exhibir sus obras sin hacerlas examinar previamente por el jurado de la institución artística existente. Fue principalmente reconocido por sus pinturas oscuras sobre escenas callejeras y sobre la vida cotidiana de los vecindarios de la ciudad. Sus últimas obras tuvieron un tono más brillante, y demostraron la influencia de Renoir. Durante gran parte de su carrera como pintor, Grackens trabajó como ilustrador para varios periódicos y revistas de Filadelfia y de Nueva York.



















6 comentarios:

Matices dijo...

En la profundidad de los ojos del ser que ama tan intensamente, siempre hay un ceguera divinizada, pero es la suya, y está recreada en sentimientos llevados directamente hacia el corazón.

"La joven mujer en verde". Su mirada habla por sí sola, y hay tanta delicadeza en lo que expresa, bello cuadro.

Matices

Eva Magallanes dijo...

Lindo aprendiz de brujo, que buen fragmento nos dejas, ese anhelo ilusionado de amor que tenemos, quizás esa ausencia que dejó la expulsión y nos ha arrojado a la existencia para buscar lo perdido. Bellas pinturas ( de un pintor desconocido para mi),con raigambre cezanniana.
Gracias por acudir a mi llamado de emergencia,por tus palabras.
Un tremendo abrazo!

andres rueda dijo...

Magnifico¡¡¡

Belleza entre Renoir y Matisse...

Un abrazo

Andres

Ardilla Viajera dijo...

Qué bonito texto, nunca había escuchado de este personaje... Un saludo por estas tierras!!

César dijo...

Una belleza de Impresión las pinturas, así como tus entradas. Remanso de buen gusto.

(Una chinita en el estanque: nos ha tocado la lotería!!; 220 euros, me parece..)

BEATRIZ dijo...

Un post muy artístico. Todas esas ensoñaciones femeninas lucen algo melancólicas, y triste la penúltima, pero todas meditativas invitan la la introspección.
Una fortuna saber de tu blog Javier, y ser parte de tu pensamiento.
Abrazo.

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